Cuando uno extraña un lugar, lo que realmente extraña es la época que corresponde a ese lugar;
no se extrañan los sitios, sino los tiempos».Jorge Luis Borges.
Lo sabemos los que nos hemos ido y hemos vuelto a un lugar pasado un tiempo indefinido. Sin embargo hay sutiles diferencias entre ellos.
Están aquellos lugares que viven históricamente convulsionados y su constante es el cambio permanente de administraciones y nos decimos ¨nada ha cambiado¨y con escepticismo creemos que ¨nada cambiará.
Están los que cambian en su fisonomía pues están en constante crecimiento con carreteras que no conocíamos de la vez anterior y en las que acabamos perdidos, confundidos en esa ciudad que antes nos era tan familiar y en ese camino que tomábamos todos los días camino a la universidad, al colegio de los niños y al trabajo.
Sin embargo, a pesar de la sensación de extrañeza o de levantamiento de hombros ante lo que vemos o nos pasa, todavía estamos enteros, no nos sentimos tocados, solo quizás un poco molestos por el tiempo perdido en la carretera o por pensar que algún día las cosas podrían cambiar.
Los jóvenes que emigraron hace mucho años, y optaron por vivir con la imagen de lo que fue, con sus recuerdos intactos o idealizados de su primer beso en las escaleras de su casa, de los sabores y olores de su infancia, de los paisajes y colores. No quieren volver y confrontar una realidad que seguro nada tendrá que ver con esa imagen interna.
Las familias que por motivos laborales se han estado mudando cada cierto tiempo y han vuelto a un lugar donde ya habían estado son interesantes de entender, pues los niños que han ido creciendo quizás ya no están viviendo con los padres sino que se han ido bajando del carrusel familiar y haciendo sus propias vidas en otros lugares, y cuando vienen de visita quizás tengan la suerte de encontrarse con antiguos conocidos.
Los hijos que siguen en la casa familiar y que han crecido en este y otros lugares, no es como empezar de cero porque quizás sigan habiendo niños de esa época compartida pero, la vida sigue y todos se han adaptado a que el ¨nuevamente llegado¨ dejo de estar, con lo cual tendrá que volver a re-incorporarse y luchar por ello.
Las madres si sentirán mas el volver a un lugar conocido y estable. En general es ella la que esta a cargo de la familia mientras que los padres (a no ser que los roles estén cambiados), están viajando por su trabajo.
Ellas observaran que el supermercado tiene la misma mercadería en los mismos estantes, que les es fácil reconocer los productos que la primera vez les costaba tanto identificar por el idioma de los envases, que muchos de los profesores en la escuela permanecen, que algunas amigas también, que el camino a la escuela se mantiene parecido o al menos en la misma dirección. Sin embargo, ellas ya no están igual. El momento evolutivo no es el mismo. Las experiencias del camino las han marcado. Uno o dos de sus hijos ya no están en casa y la familia se achica. Los que si están tienen otras necesidades. Están en otro momento. Y entonces miran los productos que están en la misma posición que hace 4 ó 5 años y piensan que el lugar es el mismo pero ellas ya no lo son. Y añoraran esos momentos del pasado en ese lugar.