Muchas veces no se es consciente de ello, pero después de un tiempo, si nuestra introspección nos lo permite, quizá caigamos en la cuenta de que ademas de las mil razones lógico-prácticas, y aquí cada cual con su lista personalizada y muy ateniente, hay otras “razones” que no siempre son tan conscientes para nosotros.
Dejamos atrás nuestro lugar de pertenencia, nuestra familia, nuestros amigos, y todo lo conocido. Prometimos que seria por un tiempo, o que no habría retorno posible. Nos fuimos con nuestra pareja y quizá hijos, o nos fuimos solos y sin compromiso. Somos solitarios aventureros o confiamos en un futuro mejor para nosotros y nuestros acompañantes. Nos fuimos sin que nos echaran o era importante para nuestro bienestar físico y emocional irnos sin gran ruido.
Hay tantas opciones como emigrantes, expatriados, refugiados hay girando por este mundo. Debe haber mas opciones que haya dejado en el tintero, pero no son el objetivo principal de esta reflexion.
Tarde o temprano podemos confesarnos y decir que un cierto distanciamiento era lo que creíamos o que parece ser que necesitábamos para lograr ser mas auténticos, mas nosotros mismos, que hubiera mas armonía en las relaciones con nuestro entorno, que la añoranza ayudaría a entender cuan importante eran las relaciones y que ocuparían un lugar central en lugar del conflicto. Que ojos que no ven, corazón que no siente.
Cada cual cuenta su historia según como le resulta o como le ha ido. Quizá las relaciones con sus padres y hermanos han mejorado en la distancia y los reencuentros son genuinamente positivos pudiendo haber creado relaciones mas funcionales. Otras, uno se alegra de que las vacaciones pronto terminan y con ello el contacto volverá a ser esporádico y tecnológico. Los “dramas familiares” seguirán estando como congelados en el tiempo y nosotros “sentimos” que a pesar de haber madurado en nuestro exilio, el reencuentro nos lleva a una etapa que creímos largamente superada.
Para otros la distancia habrá servido para entenderse mejor y aceptar su preferencias sexuales y la elección de parejas acorde a ello. No sentían que podían ser libres en su elección tan cerca de donde transcurrió su infancia y primera adultez. Quizá después de sentirse cómodos con sus decisiones de vida, puedan o no presentarse ante sus afectos sintiéndose completos con ellos mismos y los “otros” puedan verlo de la misma manera.
Podemos volver a casa con la sensación de que hicimos bien al irnos por las razones válidas para nosotros, podemos seguir fingiendo que somos los mismos que cuando nos fuimos y teniendo otra vida semi-oculta, o realmente podemos sentirnos uno solo con nosotros mismos en cualquier lugar a donde nos lleve la suave brisa.